Llevamos ya un año escuchando sobre "la nueva normalidad" y añorando volver a "como era antes". Hace poco uno de mis maestros me dijo que ambas expresiones son y serán siempre falsas. De primera impresión me chocó escuchar eso, pero luego abundó y me recordó que lo único permanente en la vida es el constante cambio. ¿Qué significa realmente la vida "normal" cuando segundo a segundo todo a nuestro alrededor cambia y nosotros mismos cambiamos? Como dijo Heráclito: "Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos." Y aunque inicialmente sentí resistencia ante la propuesta de que deje de esperar el día en que todo vuelva a ser "normal" o "como antes", confieso que casi de inmediato sentí un enorme alivio. No hay nada que esperar. Con o sin pandemia nunca nada fue ni será "normal".
A todos nos han movido las fichas drásticamente de múltiples maneras. Algunos han perdido su trabajo y/o han tenido que hacer ajustes económicos que alteran sus estilos de vida. Algunas relaciones, ya sean de pareja, amistades o familiares, se han fortalecido mientras otras se han disuelto por completo. Estos cambios abruptos pasando a la vez son obviamente desconcertantes. ¿Te haz puesto a pensar por qué?
Para poder desenvolvernos en la cotidianidad de la existencia humana, nos simplificamos. Nos definimos con relación a otros seres, nuestros hobbies, nuestros trabajos, nuestros gustos, y de la misma manera definimos a los demás. Cuando los factores externos que utilizamos para definirnos desaparecen no sabemos quiénes somos.
Los cambios abruptos que nos ha traído la pandemia son la oportunidad ideal para atrevernos a mirarnos, sentirnos, sin etiquetas que nos simplifiquen. Y en ese instante en que logramos sentir la magia que realmente somos, recordamos que lo que somos no depende de nada ni de nadie. Reconecta con esa verdad para que recuerdes que el verano invencible que llevas dentro puede con el más frío de los inviernos. (Apropiándome de Camus, que lo amo).
Te invito a que medites sobre quién eres para que desde esa mirada refrescada agarres al 2021 por los cuernos y con o sin pandemia hagas manifestar tus sueños.
Meditación
Encuentra un asiento cómodo o acostado. Cierra los ojos y toma un par de minutos para aquietarte. Relaja el cuerpo y crea conciencia de tu respiración. Siéntete inhalar y siéntete exhalar.
En silencio pregúntate "¿Quién soy?"
Probablemente la primera respuesta sea tu nombre. Date cuenta de que tu nombre es solo una palabra para diferenciarte de otros seres, así como tu perro (o cualquier otra mascota) seguiría siendo igual aunque tuviese otro nombre. Ante esa respuesta que se queda corta pregúntate de nuevo "¿Quién soy?"
Tal vez la respuesta esta vez sea "fotógrafa" (o cualquier otra profesión) y reconoce que eso es solo algo que haces, no es quien eres. Repítete la pregunta: "¿Quién soy?"
Puede que surja como respuesta "soy madre" o tal vez te defines como "la hija de..." o "la esposa de...". Eso te define en relación a otro ser humano. ¿Quién eres independientemente de las otras personas que componen tu vida?
Otra posible respuesta es "soy mujer", eso es solo el género con el que te identificas y una respuesta que deja fuera muchos otros aspectos de ti. "Soy puertorriqueña" es solo el lugar donde naciste y/o te criaste.
Continúa así insistentemente cuestionándote "¿Quién soy?" y descartando todas las respuestas que se quedan cortas. Busca una respuesta absoluta que realmente te defina independiente de todo y de todos, y si no la logras apalabrar SIÉNTELA. Quédate sintiendo la respuesta unos cuantos minutos.
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